En
todos los procesos de decaimiento radiactivo, estarán presentes balances de energía, de manera parecida
a como la masa se conserva en una mezcla química. A nivel atómico, la energía
total que hay antes de una emisión debe ser igual a la que hay después de
la emisión. Detengámonos en la energía de
una partícula. En el año 1905, el físico Albert Einstein (1879-1955) postuló su teoría especial
de la relatividad. Entre los muchos aportes de dicha teoría, estableció la
energía que tiene una partícula que se encuentra en reposo, mediante la
ecuación:
E = mc^2
Donde m
es
la masa de la partícula y C la velocidad de la luz. De lo anterior se
puede deducir que un solo gramo de materia ¡contiene 90 millones de megajoules
de energía! Y ya que sabemos que casi toda la masa de los átomos se encuentra
en el núcleo, es allí donde se concentra la mayor parte de la energía
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